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domingo, 25 de octubre de 2009

EL PUEBLO UNIDO...

24 Oct 2009 - 11:00 pm

Alfredo Molano Bravo

En pie de lucha

Tomado de elespectador.com 

Por: Alfredo Molano Bravo
CONTRA VIENTO Y MAREA LOS ESTUdiantes de la Universidad Nacional —la Gloriosa— volvieron a salir a la calle, acompañados esta vez por los no menos parados de la Distrital y de la Pedagógica. 

 Emocionante fue ver a miles de peladas y pelados desfilar por la 26, sentarse en la carrera séptima, tomarse la Plaza de Bolívar y gritar sus argumentos en orden, es decir, sin dejarse provocar por los profesionales de la provocación, el Esmad. El movimiento estudiantil ha sido siempre una especie de vocero de los cambios que el país busca a tientas. La revuelta contra Abadía Méndez y el asesinato del estudiante Bravo Páez en 1929 anunciaron la República Liberal; con la masacre de estudiantes en el 54 se inició la pelea contra Rojas Pinilla que coronó el 10 de mayo del 57; en los años 68 a 71 defendimos la autonomía universitaria y nos rebelamos contra la vetusta Constitución del 86. Ahora el movimiento que recorrió las calles de Bogotá, Medellín y Cali expresó la profunda crisis económica de los sectores medios y su aspiración a conservar, por lo menos, el derecho a la educación pública. Porque de eso trata el debate. El Gobierno, obsesionado por los negocios y por la defensa a ultranza de los intereses del gran capital, busca debilitar la universidad pública en beneficio de la privada. Desde los años 90 los presupuestos de todas las universidades públicas han permanecido congelados, pero sus obligaciones de calidad y cobertura se han duplicado. La diferencia es un déficit crónico que puso a la Universidad del Atlántico a las puertas del cierre y hoy tiene contra la pared a las universidades de Pamplona, Caldas, Cauca. A este paso, en 2018 no habrá universidad pública. Uribe quiere convertir la Nacional en una “empresa de consultoría para poder pagar la nómina”, comentó Beatriz Sánchez, directora del presupuesto de la UN. La estrategia es simple: empujar la institución a la bancarrota para obligarla a subir matrículas de tal forma que se borren las diferencias con la universidad privada, y al mismo tiempo se debilite la investigación científica y la crítica social para transformar el alma máter del país en un instituto técnico que produzca mano de obra calificada. Una vieja tesis: América no necesita sabios. Le basta con técnicos obedientes que usen tarjeta de crédito y corbata.

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